El pasado 7 de octubre, con motivo del segundo aniversario de los atentados de Hamás a Israel que sirvieron como excusa para la mortífera ofensiva sionista que ha dejado cerca de 68.000 muertos, además de cientos de millas de heridos y desplazados en Palestina, se recibió en Bogotá cerca de 3000 manifestantes que se concentraron en distintos puntos de la capital como la Embajada de EE.UU. UU, con el fin de rechazar los nexos del gobierno norteamericano con el estado genocida israelita.
Estudiantes de universidades públicas, sindicalistas y trabajadores, marcharon hasta altas horas de la noche hacia la emblemática plaza de Bolívar ubicada en el Centro de Bogotá, recitando arengas en forma de protesta ante la ocupación y violencia sistemática y, concentrándose en instituciones como la Asociación Nacional de Industriales- ANDI, criticada por la comunicación activa que ha mantenido con el gobierno de Netanyahu, defendiendo la deplorable “necesidad” de aumentar las exportaciones de carbón a Israel. El llamado Comité de Solidaridad con la causa palestina compuesto por activistas árabes, organizaciones políticas independientes y defensoras de derechos humanos, colectivos estudiantiles y sindicales como FECODE, entre otros, hicieron un llamado a la movilización masiva en las calles, apoyando a la resistencia del pueblo palestino y exigiendo el fin del genocidio.
Aunque las protestas en oposición al sionismo en Colombia no habían alcanzado la masividad de otros países, la acontecida el 7 de octubre, dejó en claro que, los obreros en Colombia también están hartos de la explotación, abuso y guerra patronal que afecta al proletariado mundial.
La marcha se desarrolló de manera pacífica en su mayoría, presentándose algunos enfrentamientos con la policía que se arremetió violentamente contra algunos estudiantes, aprovechando a los representantes fascistas de la ultra derecha para tachar de “terroristas” a los miles de manifestantes.
Por su parte, el presidente Petro de manera hipócrita expuso su apoyo a las marchas a favor de Palestina, criticando a “las clases populares” por no unirse de masivamente a este tipo de protestas. Una vez más, Petro con su complejo mesiánico busca adueñarse del descontento de la clase trabajadora, utilizando las llamadas “causas populares” como una plataforma política y electoral.
Si bien este tipo de movilizaciones pueden caer en el revisionismo, al ser abandonadas por sindicatos, colectivos reformistas e incluso, por el gobierno nacional, limitándose a la defensa de la constitución del estado palestino y al clamor del fin del genocidio, el descontento de la clase trabajadora ante la arremetida fascista de Netanyahu y sus relaciones con el imperialismo norteamericano, pueden ser un paso inicial hacia la movilización internacional solidaria de los trabajadores en contra de las guerras patronales. No obstante, solo el comunismo logrará erradicar la violencia de estado contra la clase obrera, siendo necesario impulsar la educación comunista para lograr canalizar el potencial de las masas que se movilizan, pues mientras politiqueros como Petro y Trump, que se atañe haber logrado el alto al fuego en Gaza, ganan protagonismo con el sufrimiento de los proletarios, la guerra se expande y las formas de explotación se diversifican y recrudecen.
Desde el PLP participamos en esta marcha, compartiendo la línea de nuestro partido y dando a conocer al Desafío, exaltado la necesidad de la solidaridad internacional, superando las ideas nacionalistas y apostando a la unión de la clase obrera, pues la condición de opresión de los trabajadores del mundo no se solucionará construyendo nuevos estados burgueses ya que solo el comunismo y su bandera roja destruirán nuestras cadenas y el motor de la guerra.