Huelgas Tras El Presupuesto De Pakistán 2025-26: Un Síntoma De Capitalismo Y Fascismo – La Alternativa Comunista
El estallido de huelgas y protestas en todo Pakistán —de trabajadores textiles en Faisalabad, estibadores de Karachi, ingenieros de PIA (aerolíneas), tripulaciones ferroviarias, docentes, enfermeras y la militante Gran Alianza de Todos los Empleados del Gobierno (AGEGA)— tras el anuncio del presupuesto nacional 2025-26 no es solo una reacción a un documento fiscal deficiente. Es el resultado inevitable de una economía capitalista dirigida por una maquinaria estatal fascista que protege a la élite gobernante.
El Partido Laboral Progresista argumenta que ningún presupuesto bajo el capitalismo, por muy favorable que pretenda ser a los trabajadores, puede realmente servir a la clase trabajadora. El estado capitalista existe para extraer excedentes de la mano de obra, privatizar bienes públicos y mantener el control mediante la represión fascista. El PL y los trabajadores están en la lucha, y están luchando para que los trabajadores comprendan que solo el comunismo puede satisfacer nuestras necesidades.
En una mesa redonda organizada por un sindicato en el que participa el PLP, líderes sindicales del Sindicato de Trabajadores Ferroviarios, el Sindicato Fiduciario del Puerto de Karachi y la Asociación de Maestros de Punjab destacaron la flagrante ausencia de derechos laborales en el presupuesto. El salario mínimo federal permanece congelado en 37.000 rupias al mes, muy por debajo del nivel mínimo de supervivencia. Más del 90% de la fuerza laboral del sector informal —conductores de rickshaw, trabajadores domésticos, jornaleros, trabajadores sanitarios y vendedores ambulantes— permanece sin registro y sin acceso ni siquiera a las protecciones básicas.
La densidad sindical se encuentra en un mínimo histórico —solo entre el 1% y el 2% de los trabajadores están organizados— debido a que el estado capitalista suprime deliberadamente la sindicalización mediante la intimidación, obstáculos legales y despidos selectivos.
La Asociación de Empleados de Pakistán (APCA) y AGEGA, donde participamos activamente, denunciaron el aumento salarial del 10% como “una broma cruel” ante la inflación récord de los alimentos. Las nuevas normas presupuestarias sobre pensiones —que limitan las prestaciones por viudez a solo 10 años— fueron demarcadas como ataque directo contra los más vulnerables.
El mensaje de la clase dominante capitalista es claro: trabajar hasta el cansancio y luego morir pronto para que el estado pueda ahorrar dinero.
Mientras los asesores de imagen del gobierno trompetean “alivios fiscales”, la Alianza de la Clase Asalariada de Pakistán (SCAP) reveló que el ahorro anual para las personas de ingresos medios asciende a tan solo 7.000 rupias, una miseria ante el acelerado crecimiento de las tarifas del transporte, las facturas de servicios públicos y los precios de la comida.
Los estudiantes no están en mejor situación: la Federación Demócrata de Estudiantes, la Federación Nacional de Estudiantes, la Federación de Estudiantes Pakhtoon y los colectivos progresistas universitarios protestan contra el aumento de las tasas universitarias, instalaciones de albergue en colapso y la contracción del mercado laboral, consecuencias directas de la austeridad y la privatización capitalistas.
Algunos sindicatos marcharon en Karachi hacia las protestas de sentadas de los ferroviarios en Lahore exigiendo un salario mínimo de 60.000 rupias; desde los campamentos de protesta de AGEGA en Islamabad hasta el Sindicato de Profesores y Maestros de Punjab, que amenaza con un cierre provincial, la ira es palpable. Las asociaciones de jóvenes médicos de Khyber Pakhtunkhwa, las enfermeras de Sindh y los trabajadores municipales de Quetta han emitido avisos de huelga. Sin embargo, la historia nos enseña que, en el capitalismo, incluso las victorias más reñidas son temporales y se revierten rápidamente cuando cambia el equilibrio de fuerzas.
Retocando los tramos impositivos o subir ligeramente los salarios en este sistema es como tirar baldes de agua de un barco que se hunde: no cambia el hecho de que el casco del barco está podrido. La ola de huelgas tras el presupuesto 2025-26 no es solo una protesta contra la inflación, sino un síntoma de una enfermedad más profunda: el capitalismo y sus guardianes fascistas en Pakistán. Luchar por aumentos salariales o derechos de pensión es necesario, pero la lucha definitiva es por el poder estatal en manos de la clase trabajadora.
El PLP lucha por una revolución comunista internacional que implica abolir la propiedad privada de la industria, la tierra y los recursos. Organizando a trabajadores, estudiantes y campesinos en un frente revolucionario unificado. Reemplazando los parlamentos capitalistas por consejos obreros democráticamente gestionados y construyendo la solidaridad internacional para aplastar el capitalismo globalmente.
Como afirma el PLP, la igualdad y la libertad no se consiguen con presupuestos, sino que se requiere una lucha por el comunismo.