La sacudida arancelaria del Pandillero-en-Jefe Donald Trump, es un marcador del declive del imperialismo estadounidense. Con el capitalismo atascado en una crisis global y China adquiriendo más poder, el desplazamiento hacia el fascismo se acelera. Pandillas rivales entre los patrones estadounidenses se atacan mutuamente mientras buscan entregar sus decadentes ganancias a sus patrones multimillonarios. Dentro de EE.UU. los patrones utilizan el racismo para buscar chivos expiatorios a quien culpar y a la policía racista armada hasta los dientes para reprimir cualquier disidencia. Mientras que comienzan guerras de poder para mostrar el dominio estadounidense y presionar hacia una tercera guerra mundial.
Ninguna facción de la clase dominante estadounidense – los grandes fascistas del capital financiero ni los aislacionistas pequeños fascistas – tienen soluciones a las contradicciones del capitalismo. Para la clase trabajadora internacional, la única solución es organizarse y construir la revolución comunista – en el trabajo, en las comunidades, escuelas, hospitales, dentro de las bases militares de los patrones. Tenemos que aplastar el estado capitalista y sustituirlo con una sociedad dirigida por y para la clase trabajadora.
EE.UU. atrapado en una telaraña de su propia construcción
EE.UU. emerge de la segunda guerra mundial como el mayor poder imperialista. El capital financiero – las grandes petroleras y bancos multinacionales que los financian – construyeron este sistema imperialista. Para salvarlo, ellos masacraran a millones.
Setenta y cinco años después, los capitalistas financieros admiten que su viejo orden mundial liberal ha sido “muerto” por la rigidez de los valores liberales (Foreign Affairs, 28/7). Para contrarrestar el surgimiento de la imperialista China, los grandes fascistas deberán destruir su sistema de reglas y acuerdos multilaterales promocionado anteriormente. El racista Joe Biden pavimento el camino para que Trump pudiera evitar la ONU y la OMC siempre que se interpusieran en su camino, además de la descarada expansión de sanciones contra Irán y Rusia.
La campaña arancelaria de Trump, emana de esta misma crisis. Décadas de descendentes ganancias han hecho del comercio un asunto de “seguridad nacional”. Aranceles – impuesto a las importaciones que generalmente se pasa al consumidor – significa más costos y menos salarios. Los pequeños fascistas representados por Trump se forman detrás de “Fortaleza América” una campaña proteccionista para proteger a la industria doméstica, incluyendo el petróleo doméstico. También están reacios a financiar y defender el imperio estadounidense con costosas tropas en tierra. En resumen, aranceles altos agudizan la rivalidad inter imperialista, obliga a los trabajadores a pagar más, y muestra las fracturas en la clase dominante estadounidense.
Acuerdos vs Sacrificios
El estatus del dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial es un pilar del poder global estadounidense. Ya que la mayoría del comercio, inversiones, y deuda es en dólares, Washington puede imprimir cuánto dinero quiera para financiar los déficits, forzar a otros países a mantener reservas de dólares, y militarizar el sistema financiero con sanciones. Desde la segunda guerra mundial, el Fondo Monetario, el Banco Mundial, y OMC han amañado su gobernancia “basada en reglas” para mantener la supremacía del dólar. Para mantener acceso al sistema global financiero, otros países son forzados a cumplir la agenda de Washington. Los grandes fascistas defienden el multilateralismo porque esconde el domino estadounidense con un disfraz de cooperación.
Los patrones representados por Trump quieren un modelo coactivo diferente. La estratégica arancelaria conecta el comercio y la política de divisas al apalancamiento militar. Elegir como blanco las reservas de dólares en China mientras se presiona a aliados como la Unión Europea, India, y Canadá (New York Times, 7/4), el jefe de comercio de Trump, Jamieson Greer abiertamente hace el llamado por un acuerdo bilateral para forzar los mercados extranjeros y extraer inversiones de “sector estratégico” (NYT, 7/8).
La volatilidad arancelaria de Trump, está presionando a la UE y otros a construir sistemas de comercio menos dependientes del “voluble Estados Unidos” (NYT,13/7), creando una apertura para que Rusia y China, avancen alternativas de orden mundial. Bancos centrales diversifican reservas, impulsan el oro y experimentan con otras monedas (JPMorgan, 1/7). Conforme su sector manufacturero se ahueca, el dominio estadounidense se ha deteriorado lentamente. Para los trabajadores, sin embargo, importa poco que los grandes fascistas defiendan la supremacía del dólar o que los pequeños fascistas lo debiliten. El resultado es el mismo: aumento de precios, inseguridad laboral, e intensificación de la explotación.
En EE.UU., la ofensiva comercial de los pequeños fascistas se empareja con una campaña de racismo anti-inmigrante: redadas de ICE, deportaciones masivas, militarización de la frontera. Trump está apuntalando a trabajadores que han sido desplazados por las guerras, desastres climáticos y políticas comerciales predatorias, dirigidas por EE.UU. Esta mescla de coacción económica externa y la represión interna define el proyecto “Fortaleza América”: Confrontación global externa y control domestico en casa al servicio del poder imperial estadounidense en un mundo avanzado hacia la guerra.
Guerra de Trump a la información
La fragilidad económica (ver recuadro) se va mostrando en el mercado laboral estadounidense. Después de un débil reporte laboral en julio, Trump despide a Erika McEntarfer, jefa de la Oficina de Estadísticas Laborales, acusándola de amañar los números, sin ninguna evidencia. Desde la salud pública al clima, a la economía, la agresión de Trump a la ciencia de la información esta diseñada para crear la ilusión de un crecimiento y prosperidad sin fin (Financial Times, 6/8).
Cuando Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal rehusó bajar los intereses cuando se le ordeno, Trump emitió un plan para instalar un “presidente oculto”, un lealista quien rendiría la independencia del banco central y fortalecería el control de Trump sobre la política monetaria. Sería un avance desesperado para comprar más tiempo contra la caída de la tasa de ganancias (FT, 10/7).
Conforme la industria manufacturera estadounidense continua en depresión y más de la mitad de las industrias ya están deshaciéndose de trabajadores (fortune.com, 10/8), los “hechos” se vuelven opcionales – otro sello del creciente fascismo.
La única solución: la revolución comunista
Aunque tienen diferentes estrategias para la guerra y austeridad, las dos facciones estadounidenses patronales están de acuerdo en una cosa: los trabajadores pagaran por el declive capitalista. El Sistema de ganancias siempre encuentra dinero para ICE, guerra y genocidio, pero nunca para vivienda, salud, o escuelas. Pero, organizando dentro del caos, desperdicio, y explotación creada por el capitalismo, nosotros podemos convertir estas crisis en la base para nuestro poder.
Bajo el comunismo, sin la brutal carga del mercado y su arremetida por ganancias, los recursos irán donde se necesitan más: la reconstrucción de la infraestructura, la expansión de los sistemas de salud pública, energía sin carbono, y asegurar que toda persona tenga acceso a una vivienda decente, educación y empleo significativo.
Debemos rechazar la ilusión letal que el capitalismo puede ser manejado racionalmente o humanamente. Nuestra clase necesita un horizonte comunista: un Sistema organizado para las necesidades de todos, no por ganancias para unos cuantos. ¡Únete al Partido Laboral Progresista y lucha por un mundo sin patrones ni fronteras!
La Política Económica del Declive
El capitalismo se encuentra en un declive estructural. Las tendencias que desestabiliza el sistema de ganancia y alimenta el giro hacia el fascismo son:
Financiarización: En 2023-2024, más de la mitad de las ganancias del S&P 500 vinieron de siete monopolitos técnicos, mientras que las ganancias del centro industrial cayeron (FT; The Atlantic,6/8).
Estancamiento del Crecimiento Laboral: El crecimiento está concentrado en sectores de bajas ganancias como el cuidado de ansíanos, y salud.
Caída de Inversiones: Especulación en centros de información de IA surge conforme las inversiones se atrasan (Bloomberg, 31/7).
Inflación: Precios aumentan mientras el crecimiento es ms lento; La tasa de servicio ISM llego a 50.1, señalando riesgo de estanflación (ISM Report, junio)
Costo Climático: El clima extremo ha costado $2.86 billones desde el 2000; perdidas anules podrían ser más de 3 billones para el 2050 (WEF, 12/10/23).