Carta: Poner algo de respeto a los trabajadores, no a los políticos

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01 Agosto 2025 248 visitas

Me alegró ver que CHALLENGE publicó una carta sobre Mamdani (7/2/25). La campaña de Mamdani para la alcaldía de la ciudad de Nueva York tiene implicaciones nacionales e internacionales. Espero que las páginas de nuestro periódico se llenen de nuestras experiencias luchando con nuestra base y en el movimiento de masas por la candidatura de Mamdani. Es una oportunidad tremenda para mostrar el contraste entre los reformistas capitalistas como Mamdani, que nos condenan a apoyar un sistema capitalista asesino y fatalmente defectuoso, y el comunismo revolucionario del PLP. ¡Pero solo si luchamos con fuerza por nuestra línea!

El autor de la carta nos pidió que fuéramos «respetuosos» cuando discutimos sobre Mamdani y los límites de los políticos capitalistas. Entiendo que a veces podemos ser estridentes y irrespectuosos cuando discutimos la contradicción entre la reforma y la revolución con nuestra base. Eso pasa usualmente cuando no conocemos bien a las personas. Sin duda, no es dialéctico (y, por lo tanto, no es cierto) declarar no más: «La reforma es mala, la revolución es buena». Tenemos que entender que las tendencias hacia la reforma y la revolución coexisten dentro de la lucha de clases; como todas las contradicciones, están indisolublemente unidas. De hecho, yo diría que no existe tal cosa como una «lucha reformista» per se, solo la LUCHA DE CLASES, que puede tener tendencias tanto reformistas como revolucionarias.

Por esa misma razón, no basta con decir, como implica la carta: «Estamos con Uds. en la lucha, pero a largo plazo creemos en la revolución». En este periodo de auge del fascismo—de hecho, de irrupción abierta del fascismo—la cuestión de la reforma y la revolución se ha convertido cada vez más en una cuestión de vida o muerte, y nuestro trabajo en el movimiento de masas debe adquirir un carácter más urgente. En lugar de preocuparnos por ser respetuosos, debemos preocuparnos por cómo luchar más duro para ganar a nuestros compañeros de trabajo para nuestra línea revolucionaria.

¿Cómo podemos hacer eso? Por supuesto, no gritando a nuestros compañeros de trabajo ni descartando sus opiniones, incluso cuando no estamos de acuerdo. Lo hacemos construyendo vínculos profundos con ellos. Necesitamos construir lazos de confianza y solidaridad con un gran número de trabajadores, una de las principales razones por las que participamos activamente en organizaciones de masas a largo plazo. Tenemos que sumergirnos en la vida de la clase trabajadora, en medio de sus luchas cotidianas por sobrevivir bajo el capitalismo y por luchar por la sociedad que todos necesitamos. Cuando estamos cerca de la gente, podemos luchar con ellos con más fuerza.

El hecho es que la clase dominante liberal sigue siendo el mayor peligro para la clase trabajadora, y los candidatos socialistas democráticos, en particular, son únicamente capaces de motivar a los jóvenes con un capitalismo «renovado» que es tan asesino, racista, y sexista como siempre.

¡El voto no puede derrotar al fascismo! Cientos de miles de trabajadores que queremos ganar al comunismo están poniendo toda su energía a otra elección patronal. Así, Mamdani es extremadamente peligroso para la clase trabajadora y contribuirá a la llegada un fascismo aún más abierto. A menos que ganemos a los trabajadores, quedarán desarmados. 

Para que Mamdani siga siendo un candidato viable para los patrones, necesariamente tendrá que hacer concesiones a los patrones. El hecho de que se haya mostrado amable con los multimillonarios directores ejecutivos de Wall Street y no descarte mantener a la multimillonaria heredera y comisionada de la policía Jessica Tisch demuestra su disposición a «jugar al juego capitalista», como cualquier otro político capitalista. Y aunque es cierto que, debido a las divisiones en la clase dominante, ciertos sectores quieren derrotar a Mamdani, otros sectores del ala liberal, que sigue siendo dominante, ya se han movido para respaldarlo, como el exalcalde Bill DeBlasio y los congresistas Chuck Schumer, Jerry Nadler, y Adriano Espaillat. Es probable que otros sigan su ejemplo.

No hay duda que siempre tenemos que ser respetuosos con nuestros compañeros de trabajo. Pero en este periodo, lo que realmente necesitamos es una lucha más intensa con ellos.  

Cuando Obama estaba en su luna de miel, yo luchaba duramente con mis compañeros de trabajo, a muchos de los cuales conocía bien y con los que tenía profundos lazos de confianza. Ahora me critico a mí mismo por haber retrocedido, por lo que yo consideraba «respeto» hacia mis amigos, cuando me criticaban por ser «pesimista» porque advertía de su lealtad al capitalismo y su inevitable traición. 

En realidad, no fue el respeto por ellos lo que me detuvo: fue la cobardía y el miedo. No quería que se enojaran conmigo. Pero me equivoqué. Al cabo de un año de su toma de poder, la luna de miel había terminado y muchos de mis amigos pudieron ver que sus esperanzas eran en vano.

Obama pasó a gestionar cinco guerras simultáneas para el imperialismo estadounidense, deportó a más de tres millones de nuestros compañeros de trabajo, entre otras innumerables traiciones. Al igual que Mamdani hoy, el encanto de la presidencia de Obama desarmó a la clase trabajadora y preparó el terreno para el fascismo más abierto de Trump. Y yo perdí la oportunidad de involucrarlos más intensamente en la necesidad de que asumieran un papel de liderazgo en el cambio de nuestro mundo, en lugar de esperar al próximo salvador.

No volveré a cometer ese error, y hoy, a medida que se acelera el declive del imperialismo estadounidense, lo que está en juego es mucho más grave.

No insultemos a nuestros compañeros de trabajo siendo demasiado «amables». Hay que tomarlos en serio e involucrarlos a todos en la lucha por lo que necesitamos urgentemente para sobrevivir.